Para los recién nacidos, el sueño no es solo una necesidad, es una herramienta esencial para su desarrollo. Durante los primeros meses de vida, los bebés duermen en promedio de 16 a 18 horas al día, y esto no es simplemente una coincidencia. Estas horas de descanso son fundamentales para su crecimiento físico, cognitivo y emocional.
El sueño profundo de los recién nacidos es el momento en que su cuerpo y cerebro trabajan arduamente. Durante estas horas, el cuerpo libera la hormona del crecimiento, necesaria para el desarrollo de tejidos y huesos. Además, mientras duermen, el cerebro del bebé procesa nuevas experiencias, organiza información y fortalece las conexiones neuronales, lo que sienta las bases para futuras habilidades cognitivas.
El sueño también influye en la regulación del estado de ánimo y las emociones. Los bebés que duermen lo suficiente tienden a estar más tranquilos y menos irritables, lo que contribuye a una atmósfera más armoniosa en el hogar.
El ciclo de sueño de los recién nacidos es diferente al de los adultos, con períodos de sueño profundo y REM mucho más cortos. Esto se debe a que su cerebro está ocupado creando las conexiones necesarias para el desarrollo temprano.
En resumen, las 16 a 18 horas de sueño diarias de los recién nacidos son mucho más que un descanso; son una parte esencial de su crecimiento y desarrollo. Al permitir que los bebés obtengan suficiente sueño, les estamos brindando la oportunidad de construir una base sólida para su salud física, cognitiva y emocional a medida que comienzan su viaje en este mundo.