Hay varios factores que pueden afectar el sueño, la temperatura tanto corporal como ambiental, juega un papel integral.

El sobrecalentamiento es uno de los mayores impedimentos para sentirse cómodo a la hora de dormir, lo cual es esencial para un sueño constante y de alta calidad.

En las noches de verano, o incluso durante todo el año en zonas de climas cálidos, las temperaturas altas pueden dificultar conciliar el sueño o provocar despertares nocturnos.
Saber cómo enfriar la habitación y mantenerla fresca, es muy recomendable para ayudarte a dormir.

A medida que el cuerpo se prepara para dormir, la dilatación de los vasos sanguíneos de la piel facilitan la pérdida de calor, produciendo una señal importante para el inicio del sueño.

El cuerpo experimenta pequeños cambios de temperatura al dormir, la caída de la temperatura más importante es durante la etapa NREM, y durante REM el cuerpo se ajusta a la temperatura ambiente.
Si la temperatura ambiente no es la ideal, le exige al cuerpo hacer un sobreesfuerzo para regularse, lo que perjudica la calidad del sueño.
Por eso al estar en lugares con climas extremos, es más probable que nuestro sueño se vea interrumpido.

Un dormitorio con temperatura fresca, ayuda al cuerpo a alcanzar una temperatura corporal cómoda que facilita el sueño profundo.
La temperatura ambiente ideal para un sueño reparador oscila entre los 18 y 22ºC. También ayuda la ropa de cama para dormir de materiales que faciliten la transpiración.

Con una variedad de estilos y materiales disponibles, elegir una manta que te mantenga cómodo y fresco incluso en las temperaturas más cálidas puede ser abrumador.

Las mantas pueden parecer una compra sencilla, pero hay muchos detalles que debes conocer antes de tomar una decisión. 
Usar ropa de cama fresca es una excelente opción para ayudar a regular la temperatura corporal durante las noches cálidas.
Las sábanas hechas con materiales transpirables pueden ayudar a eliminar la humedad del cuerpo para que se evapore y se enfríe más rápidamente.

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